Que ver en Corcubión

Corcubión, terra de sosego e bravura

Patrimonio Cultural

Patrimonio arqueológico

Castro de Quenxe

LOCALIZACIÓN: Lugar de Oliveira, sobre el monte Quenxe.

CRONOLOGÍA: siglos I o II antes de Cristo.

Este yacimiento tiene dos recintos con una croa de pequeñas dimensiones protegida en su perímetro por un parapeto y rodeada por otra línea defensiva.

El recinto está sin excavar, pues está ocupado por terrazas con terrenos de cultivo.

Su localización permitía el control de la ría de Corcubión, gran parte del valle de Cee y gran parte de la costa hasta el cabo Fisterra.

Patrimonio arquitectónico

IGLESIAS

Iglesia de San Marcos

LOCALIZACIÓN: Plaza Párroco Francisco Sánchez.

CRONOLOGÍA: siglos I o II antes de Cristo.

  • Capilla mayor: siglo XIV.
  • Nave y bóveda: segundo cuarto del siglo XV.
  • Capillas del crucero y sacristía: primer tercio del siglo XVIII
  • Segunda sacristía, baptisterio y fachada: último cuarto del siglo XIX.

ESTILO: gótico marinero, excepto las capillas el crucero que son barrocas y la fachada, que es neogótica.

AUTORES: sólo se conoce el autor de la fachada neogótica: Domingo Rodríguez Sesmero.

ESTRUCTURA ARQUITECTÓNICA: la iglesia se organiza en una planta de salón rectangular, de nave única, y una capilla mayor rectangular. La nave se divide en cuatro tramos mediante tres arcos apuntados con aristas. Los arcos se apoyan en semicolumnas rematadas en capiteles decorados con hojas talladas esquemáticamente. La nave lleva una cubierta de madera a dos aguas. La Capilla Mayor se cubre con bóveda cupuliforme (de influjo bizantino) que va sobre nervios diagonales volteados sobre columnas encostadas.

La iglesia de San Marcos está declarada Bien de Interés Cultural. Conserva restos románicos de un templo anterior en la capilla mayor, así como en sus canecillos. La mayoría de la construcción pertenece a la época gótica y se fue construyendo, desde principios del siglo XIV en varias etapas. Ya a principio del siglo XVIII se construyen las capillas del crucero. La del lado de la Epístola se dedicó a Nuestra Señora del Socorro y a las Ánimas. Fue fundada por Phelipe de Pazos y su mujer doña Lucía Freire de Andrade. La del lado del Evangelio está consagrada a la Virgen del Carmen y fue fundada por Francisco de Navas y Espínola en 1715, tal y como indica la inscripción de la rosca del arco de ingreso.

Esta iglesia pasó por varios desastres, siendo el primero de ellos el causado por el ataque de las tropas napoleónicas a Corcubión durante la Guerra de Independencia en 1809. En este ataque arrasaron el pueblo y la iglesia no se libró, incendiándose todo su interior. Debido a la mala situación económica en aquel momento, la reparación no se pudo realizar hasta 1811. Posteriormente la torre de la iglesia se vio afectada, en 1833, por un huracán, que abatió la torre de la iglesia hasta la campana y parte de la tribuna. Después, en 1969, cayó un rayo sobre la torre que también la dañó. Pero lo más grave sucedió el 19 de marzo de 1885, día de San José. Durante la función cayó otro rayo en la parte superior central de la torre que hizo que ésta se derribase sobre la fachada y el techo del templo, destruyendo parte de la fachada, la pared meridional y el remate del altar mayor, hundiendo también el primer trecho de la nave y rompiendo todos los cristales y campanas.

La iglesia parroquial de Corcubión está presidida por la impresionante imagen de San Marcos da Cadeira, una talla gótica de la escuela veneciana que se puede datar en la segunda mitad del siglo XV.

Capilla del Pilar

LOCALIZACIÓN: Rúa Antonio Porrúa, 5.

CRONOLOGÍA: 1931.

ESTILO: ecléctico.

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad del Ayuntamiento de Corcubión.

Esta capilla presenta una planta rectangular, con nave única y una pequeña sacristía detrás del espacio del presbiterio. A los pies tiene una pequeña tribuna de madera. La nave está cubierta con bóveda semicircular reforzada con arcos fajones que descansan sobre pilastras de orden gigante hechas de hormigón. Fue mandada edificar por Pilar Hermida Orbea como dependencia anexa al “Asilo de Ancianos Pobres Desamparados”, construido en 1925 en memoria de su marido con los fondos que la familia Riestra Figueroa le había dejado a éste para tal fin. Esta fundación benéfica continuó en activo hasta mediados de los años ochenta, en el que sólo contaba con cuatro personas acogidas, dada la precaria situación higiénica y de seguridad de las instalaciones.

En 1989 el edificio fue rehabilitado por el ayuntamiento para ser Auditorio Municipal, aunque la posterior construcción de la Casa de la Cultura relegó a la Capilla del Pilar de esta función. Actualmente se utiliza para la realización de actividades culturales por los vecinos de Corcubión.

Capilla de San Antonio

LOCALIZACIÓN: Campo de San Antonio, 2.

CRONOLOGÍA: construida en 1684 y reconstruida en varias ocasiones. Fue levantada por Domingo Durán.

ESTILO: barroca.

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad del Arzobispado de Santiago de Compostela.

Se trata de un pequeño templo de planta rectangular con una pequeña capilla mayor que ocupa su totalidad que tienen una cubierta de madera a dos aguas con teja. La capilla fue reconstruida en 1997 tras sufrir un incendio y quedar en estado ruinoso durante muchos años. Poseía un retablo barroco del que sólo se conserva la imagen de San Antonio de Padua. Esta imagen, que data del siglo XVII, representa al santo muy joven, vestido con el hábito franciscano y con los tributos habituales de la azucena y del libro. El templo se sitúa en una pequeña plaza (el campo de San Antonio), donde destaca un cruceiro del siglo XVIII.

Iglesia de San Pedro de Redonda

LOCALIZACIÓN: Redonda.

ESTILO: románico.

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad del Arzobispado de Santiago de Compostela.

La Iglesia de San Pedro es un templo de reducidas dimensiones pero de un gran valor artístico. Cuenta con una nave y capilla únicas, ambas de planta rectangular. Pegada al presbiterio se encuentra la sacristía, de reducidas dimensiones y planta rectangular, con una altura menor al resto de la nave. Su paramento de mampostería supone una variación con respecto a la cantería del resto del templo.

Como elementos destacados se pueden indicar:

- La fachada, que presenta un esquema pentagonal y un arco de medio punto apoyado en el muro. La puerta de acceso lleva en cada hoja los símbolos de San Pedro: las llaves y el báculo.

- La decoración exterior, con motivos vegetales. Destacan la espadaña de un cuerpo con dos arcos de medio punto peraltados sobre pilares, un frontón, dos acróteras piramidales y una cruz.

- En la cabecera del ábside hay que destacar la presencia de una ventana terminada en arco de medio punto que descansa sobre una pequeña columna acodillada de la que sólo se conserva el lado izquierdo.

- La decoración interior, con retablos con imágenes. También hay varias imágenes, como la de San Pedro (pequeña talla gótica de unos 40cm), la Virgen de las Mercedes, la Virgen del Carmen, una talla de San Juan Bautista y la de la Virgen del Rosario.

En la Capilla Mayor se encuentran restos de decoración pictórica en la bóveda y en la pared este. Sobre un fondo ocre-amarillo se dibujan una serie de motivos vegetales: entrelazos, florones, etc. En la parte alta de la bóveda aparece un disco solar con un rostro humano; de él parten una serie de rayos y está rodeado por estrellas y puntos que figuran la bóveda celeste. En el lienzo de la pared que flanquea la imagen de San Pedro aún se pueden observar restos de la representación de ropajes, por lo que el ábside tendría, además, una decoración figurativa.

El campo donde se encuentra la iglesia está en un lugar muy bonito y contiene, además del templo, el cementerio y un cruceiro.

PAZOS, CASAS SEÑORIALES Y OTRAS EDIFICACIONES DE INTERÉS

Pazo de los Condes de Altamira

LOCALIZACIÓN: Rúa de San Marcos.

CRONOLOGÍA: siglo XV, con reformas en el XVII y XVIII

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad privada en uso.

El establecimiento de la capitalidad de la jurisdicción en Corcubión en 1430 por los Condes de Altamira hace necesaria una edificación representativa que acogiese, además de la residencial, otras funciones, como la sala de audiencias del juzgado señorial.

Este Pazo es una construcción con orígenes en el siglo XV pero alterada con sucesivas reformas en los siglos XVII y XVIII.

El refuerzo del sistema defensivo era uno de los puntos fundamentales, ya que, debido a su proximidad al mar, la amenaza de un ataque estaba siempre cerca, como cuando en 1457 la gente del arzobispo Rodrigo de Luna desembarcó en el puerto de Corcubión y atacó las tropas de los Moscoso. Para mejorar la seguridad se construyeron unas torres que fueron demolidas en la remodelación de principios del siglo XVIII. En este pazo también se encontraba la residencia del merino, el juez que regía la jurisdicción de Corcubión, contando con estancias reservadas para la residencia del Conde. Formaba unidad con la vivienda anexa.

Pazo de Antonio de Leira y Castro (conocido como Pazo de los Condes de Traba)

LOCALIZACIÓN: Rúa de Carrera Fábregas, 27

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad privada en uso.

Se dice que este pazo perteneció a los Condes de Traba, señores de Corcubión a principios de la Edad Media, en una época anterior a los Condes de Altamira. Pero es más acertado llamarle Pazo de Antonio de Leira y Castro, pues fue él quien compró el solar donde se encuentra hoy este edificio para construir en él su pazo, por lo que el edificio que vemos hoy en día sería una rehabilitación del antiguo pazo de Leira.

Tal y como explica Jano Lamas en sus publicaciones sobre Antonio de Leira y Castro, este hombre tuvo varias ocupaciones. Entre 1773 y 1787 destacó como un importante hombre de negocios, motivo por el que también desempeñó importantes cargos: fue nombrado vicecónsul de Inglaterra en el puerto de Corcubión; después fue alcalde de este pueblo y, más tarde, Factor con competencias hasta el puerto de Muros y Camariñas. Por otra parte, en 1800 el rey Carlos IV le concedió patente de corso, coincidiendo en esta actividad con Ángel Escaja Bueno y Pedro Lastres de Corcubión, y con Meréns, José Sánchez y Pedro Díaz Porrúa de Cee. Gracias a ellos Corcubión se convirtió en un importante puerto en la puja de barcos y mercancías de las flotas enemigas. Además, Leira también formó parte de la Junta de Defensa de Corcubión durante la guerra contra los franceses en 1809.

Para poder desempeñar el cargo de factor debía ser una persona distinguida o hidalga, con un patrimonio considerable y con casa propia. Y Antonio de Leira y Castro cumplía todos estos requisitos (era hidalgo, vicecónsul, regidor y hombre de negocios). Precisamente, el requisito de poseer casa propia lo cumplió cuando le compró a don Vicente de Osorio y de Moscoso, marqués de Astorga y conde de Altamira, un solar en los alrededores del pueblo en donde construyó su pazo en 1771, fecha que se podía leer en el dintel de la puerta principal (hoy en día borrada por unas obras de restauración). Este pazo no es otro que el conocido como Pazo de los Condes de Traba, de ahí que sea más correcto llamarle Pazo de Antonio de Leira y Castro.

La planta de este pazo tiene forma de L, dos alturas y un patio amurallado. La fachada principal tiene tres accesos a nivel de la calle y otro en el primer piso, al que se llega a través de una amplia escalinata de piedra con un pretil macizo de cantería que remata en un patín descubierto. Parte de esta fachada de piedra está encintada en color blanco, característica propia de la tradición marinera. También destaca la robusta chimenea de piedra rematada, actualmente, con una cubierta de teja. La fachada está presidida por un escudo de armas de cuatro cuarteles muy borrosos. Aunque no se pueden distinguir, el cuartel superior izquierdo tenía el distintivo de los Leira y el superior derecho el de los Castro.

Durante la invasión francesa de 1809 este pazo, al igual que el resto de Corcubión, fue saqueado e incendiado. Como Antonio de Leira y Castro formaba parte de la Junta de Defensa de Corcubión huyó a Vigo con su familia después del segundo ataque de las tropas napoleónicas, ya que los enemigos andaban en su busca. Sólo volvió a Corcubión para vender las ruinas de su pazo que, a partir de entonces, quedaría dividido en dos viviendas independientes.

Esta información puede consultarse y ampliarse en los artículos publicados por Jano Lamas:

- Un vicecónsul de Inglaterra que sería alcalde de Corcubión: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/carballo/corcubion/2015/08/05/viceconsul-inglaterra-seria-alcalde-corcubion/0003_201508C5C11991.htm

- Pazo de Antonio Leira e Castro: https://www.quepasanacosta.gal/opinion/author/pazo-de-antonio-leira-e-castro/20110103072713099095.html

Pazo de los Lamas

LOCALIZACIÓN: Plaza Párroco Francisco Sánchez, 2

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad privada en uso.

Este pazo, conocido como la Casa del Patín, fue construido en el siglo XVI. Del edificio se conserva su fachada norte y este sin grandes variaciones arquitectónicas. El muro sur está muy transformado y por él discurría una extensa finca que lindaba con el Campo da Viña, y por el oeste con otra finca relacionada con los reales alfolís de Corcubión. De esta casa destaca su primitiva escalinata en forma de patín que da acceso a la primera planta y el balcón de piedra. Documentos publicados por el investigador Paulino Castiñeira Castro en su libro Estudio, Historia de Corcubión, Año 1572-1630, describen la casa con la huerta, lo que hace que se identifique como la que mandara construir Diego de Lamas y Sotomayor, un hidalgo del linaje que fundara su antepasado Álvaro Núñez de Lamas sobre los mayorazgos de Zas y Brandomil.

Se puede consultar más información sobre este pazo en el artículo escrito por Alejandro Lamas Costa titulado La evolución de la Casa do Patín, publicado el 30 de septiembre de 2007 en el periódico La Voz de Galicia.

Casa dos Obregón

LOCALIZACIÓN: Rúa das Mercedes.

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad privada en uso.

Este pazo se construyó en 1783. Tiene una planta irregular dispuesta en dos niveles. Cuenta con dos accesos situados ambos al nivel de la calle; el acceso lateral va debajo de una pequeña terraza. La puerta principal lleva un arco moldurado con orejeras y volutas, flanqueada por pilastras clásicas que perdieron los capiteles debido a las reformas que alteraron la composición de esta fachada. Sobre la puerta va un escudo contornado en estilo Rococó y timbrado por un yelmo girado hacia su derecha.

Casa de José Sendón

LOCALIZACIÓN: Plaza Médico Ramón Carrera

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad privada en uso.

Es un ejemplo de casa blasonada entre medianeras, organizada en dos alturas, con un tejado cubierto a dos aguas. La fachada principal es de gran sencillez, con un eje central que viene marcado por la puerta de entrada. Sobre ella va un escudo de armas, coronado por un yelmo girado a la derecha, de cuatro cuarteles, en el que se aprecian las serpientes enfrentadas de la familia de los Pazo, escribanos de los Condes de Altamira durante varias generaciones.

Casa Miñones

LOCALIZACIÓN: Praza de Castelao, 12

CRONOLOGÍA: 1899

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad privada en uso.

Este edificio es de los más singulares de Corcubión.

Propiedad del banquero local Manuel Miñones Barros, esta casafue reformada entre 1899 y 1902.

La casa mantiene una composición clásica de la arquitectura de galerías con un cuerpo bajo con dos vanos que se convierten en balcones en el primer piso y una galería en el último. La construcción es de planta rectangular con la fachada lateral más alargada que la principal, disponiéndose en tres niveles además del bajo cubierta acondicionado como ático.

La “Casa del Pirata”

LOCALIZACIÓN: Praza de Castelao, 14

CRONOLOGÍA: siglo XVII

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad privada en uso.

Este es otro de los edificios singulares de Corcubión. En su fachada se aprecia un escudo con seis cuarteles en los que se identifican la cabeza de lobo de los Moscoso (cuarto cuartel), el ajedrezado de los Bermúdez (quinto cuartel) y los seis roeles de los Castro (sexto cuartel).

A esta casa también se le conoce con el nombre de “La Casa del Pirata”, pues ya en el siglo XIX vivió en ella el bravo capitán José Agramunt y Figueroa, quien nació en Corcubión el 24 de febrero de 1833, aunque su familia era de origen valenciano. Uno de sus antepasados fuera un conocido corsario asentado en Fisterra. José Agramunt, al igual que muchos de sus antepasados, dirigió sus estudios al mundo de la navegación de altura hasta obtener el título de piloto y, posteriormente, el de armador. En su época este hombre fue famoso por el hecho que ocurrió la noche del 26 de diciembre de 1876, cuando a bordo de su bergantín goleta Liberto estaba navegando entre el Cabo de Gata y Roquetas, después de tomar un cargamento de sal en Torrevieja con destino a un puerto del Cantábrico. Esa noche, la tripulación bajo su mando se amotinó.

La intención de la tripulación era matar al capitán para hacerse con el cargamento de sal. Para eso aprovecharon la noche, mientras éste dormía, para entrar en su cámara y propinarle dos disparos de revólver en su cabeza. Pero no consiguieron acabar con su vida: el capitán se levantó y salió tras ellos, recibiendo un hachazo en la espalda y otro disparo más que tampoco conseguirían acabar con él. El capitán fue capaz, en su grave estado, de acorralar a los amotinados y encerrarlos en el rancho de proa y poner al contramaestre bajo sus órdenes. Hizo conducir el barco al puerto de Almería, a donde llegaron en la mañana del 27 de diciembre. Consiguió entregar los tripulantes a las autoridades y a él lo trasladaron al hospital, donde falleció aún días después, el 5 de enero de 1877.

De los cinco tripulantes, uno falleció como consecuencia de un disparo recibido por error a bordo. El resto de los amotinados estuvieron unos días en la prisión del puerto de Almería y después fueron trasladados al penal de la Carraca en San Fernando (Cádiz). Durante el desarrollo del proceso, el contramaestre falleció, supuestamente, de muerte natural, por lo que sólo quedaron tres tripulantes para juzgar. Durante el consejo de guerra que tuvo lugar en San Fernando el 28 de enero de 1878, dos de ellos fueron condenados a cadena perpetua y el otro a 14 años de prisión. Pero las autoridades recurrieron esta sentencia y, finalmente, los tres tripulantes fueron condenados a pena de muerte y, además, a pagar 5000 pesetas a la madre del capitán. Para llevar a cabo la ejecución los tripulantes fueron trasladados de nuevo al puerto de Almería, donde se llevó a cabo el 25 de octubre de 1878.

En el siguiente enlace se pueden consultar con detalle todos estos hechos: https://www.baixamar.com/998-bravo-piloto-capitan-jose-agramunt-motin-liberto.htm

Pazo de los Dios y Pose

LOCALIZACIÓN: Antonio Porrúa, 3

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad privada en uso.

Vivienda blasonada entre medianeras, dispuesta en dos niveles de planta rectangular. En cada uno de ellos hay un par de ventanas. En la fachada destaca un balcón corrido en el primer nivel al que se abren dos vanos, siguiendo un ritmo regular en la distribución de los huecos. En el último piso hay un escudo de armas que ocupa casi completamente el vano. Este pazo es uno de los mejores ejemplos de casa blasonada de Corcubión.

Casa Castreje

LOCALIZACIÓN: Antonio Porrúa

Edificio blasonado entre medianeras dispuesto en tres niveles. Su planta es retangular.

La fachada tiene un eje central marcado por la puerta y continuando en el primer piso con un pequeño balcón sostenido sobre una losa de granito con una fina barandilla de hierro. En el último piso hay una bonita galería que la recorre completamente.

Tiene un hermoso escudo de armas con cuatro cuarteles. Hay que lamentar que está mutilado en su parte superior.

Antigua Cárcel del Partido

LOCALIZACIÓN: Puerto de Corcubión

CRONOLOGÍA: 1858

ESTILO: ecléctico.

AUTOR: Faustino Domínguez Domínguez.

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad del Ayuntamiento Corcubión.

Inicialmente las dependencias de la cárcel estarían situadas en el bajo de algún edificio, con unas condiciones sanitarias precarias de hacinamiento de presos. Ante esta situación, los alcaldes del partido acuerdan la construcción de un recinto carcelario específico que, además, incluiría las dependencias del juzgado y del ayuntamiento.

El proyecto fue encargado al arquitecto provincial Faustino Domínguez Domínguez, llevándose a cabo la construcción entre 1854 y 1858. Se organiza como un volumen de planta trapezoidal en torno a un patio central. El patio interior contaba con una pequeña capilla, una sala de enfermería y las celdas. Exteriormente destaca la portada central, con un arco de medio punto sobre un arco de perpiaños almohadados. Se completa con un par de machones de los muros de carga a modo de pilastras dóricas. En el año 1996 se llevaron a cabo los trabajos de rehabilitación de esta edificación con la finalidad de su recuperación para oficina de información turística y centro de exposiciones.

Antiguo Juzgado del Partido

LOCALIZACIÓN: Rúa Pepe Miñones, 12

ESTILO: modernista.

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad privada, deshabitada.

Edificio que alojaba el antiguo juzgado de Corcubión.

Actualmente es una vivienda organizada en dos niveles. La fachada principal tiene dos cuerpos, en el bajo hay dos puertas con arco de medio punto. En el primer piso hay dos balcones.

En la fachada lateral se abren cuatro vanos, con un balcón en el primer piso y una pequeña galería.

En la parte trasera dos grandes pilastras enmarcan la fachada.

 

Antiguo Pósito Marítimo

LOCALIZACIÓN: Rúa Perigos.

CRONOLOGÍA: siglo XVIII.

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad privada en uso

OTRAS DENOMINACIONES: antigua cofradía de pescadores; Casa de la Balconada.

Esta edificación, mandada construir por el corsario Ángel Escaja Bueno, es de planta rectangular con dos áreas diferenciadas por los dos accesos: una puerta da acceso a la vivienda y la otra pudo ser, en origen, la entrada a las cortes. Para salvar el desnivel existente con respecto a la Rúa Perigos, la construcción se eleva sobre un podio de piedra.

Destaca la presencia en el primer piso de una balconada pétrea sostenida por canecillos graníticos, los cuales descansan en cuatro pilares, hechos también de granito. Los balaustres, con una delicada labra, remiten al mundo del Barroco compostelano. El aparejo usado es de mampostería a la vista y la cubierta es a dos aguas con teja del país.

Edificio José Carrera

LOCALIZACIÓN: Praza José Carrera, 1

CRONOLOGÍA: 1924

ESTILO: ecléctico.

AUTOR: Eduardo Rodríguez Losada y Rebellón

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad del Ayuntamiento de Corcubión.

Este edificio es un ejemplo de arquitectura de indianos y nació por la voluntad del filántropo corcubionés José Carrera Fábregas de crear un centro de enseñanza en su villa natal. Fue construido, originalmente, para servir como una Escuela Práctica de Artes y Oficios, por eso sigue la tipología de las instituciones escolares de la época. Tiene un cuerpo central cuadrado que conecta las dos alas dispuestas simétricamente, en las que se disponían las aulas. La capilla, que se encontraba en el centro de la fachada, era el elemento que marcaba la división del espacio. En 1967 se hizo una remodelación y ampliación y otra en 2001, quedando el edificio como lo vemos en la actualidad. Actualmente este edificio acoge el edificio del Ayuntamiento de Corcubión y otras dependencias públicas.

Edificaciones burguesas

LOCALIZACIÓN: Avenida da Constitución

ESTILO: modernista.

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedades privadas en uso.

En el paseo marítimo de Corcubión hay varios edificios interesantes.

En el número 12 tenemos un edificio modernista constituido por una planta rectangular en tres niveles manteniendo una composición clásica en la fachada. El muro está cubierto por azulejo blanco y verde, igual que en la casa del Antiguo Juzgado.

También en el paseo hay un grupo de casas con hermosas galerías y patios orientados hacia el mar. Varios de esos patios tienen jardines que visten de color, casi todo el año, el paseo marítimo de Corcubión.

Castillo del Cardenal

LOCALIZACIÓN: Punta Pión.

CRONOLOGÍA: segunda mitad del siglo XVIII.

AUTOR: La Ferriere.

SITUACIÓN JURÍDICA: propiedad privada en uso.

La estratégica situación del puerto de Corcubión como lugar de refugio ante las bravas aguas de Costa da Morte lo convertían en parada obligada de las expediciones que se dirigían, bien hacia el norte de Europa, bien hacia el Mediterráneo. En muchas ocasiones este fondeo en la ría se aprovechaba para hacer incursiones de saqueo y destrucción en las villas marineras y en los territorios del interior de la comarca.

Por este motivo, a partir de mediados del siglo XVII se pensó en la necesidad de hacer fortificaciones en esta ría. El primer plan defensivo para la zona comprendía las siguientes construcciones:

  • Castillo del Príncipe, en Ameixenda (Cee).
  • Castillo de San Carlos, en Fisterra.
  • Castillo del Soberano, en Camariñas (hoy desaparecido).
  • Castillo del Cardenal, en Corcubión.

El Castillo del Cardenal formaba pareja con el Castillo del Príncipe, situado prácticamente en frente, permitiendo, mediante fuego cruzado, su defensa. Cuenta la leyenda que una cadena unía ambas fortificaciones y que, al tensarse, se evitaba la entrada de naves enemigas, permitiendo el cierre de la ría.

Su dotación era de doce cañones montados y las oficinas correspondientes, en las que se podrían albergar hasta noventa hombres.

Faro del Cabo Cee

LOCALIZACIÓN: Cabo Cee 43° 55’ lat. N. E 9° 11’ long. O.

CRONOLOGÍA: 1860

SITUACIÓN JURÍDICA: depende de la Autoridad Portuaria de A Coruña. ALTURA DE LA LUZ SOBRE EL MAR: 25m

ALCANCE DE LA LUZ: 7 millas (13km)

CARACTERÍSTICA DISTINTIVA: 3 haces blancos cada 6 segundos.

La Comisión de Faros decide en 1847 la colocación de un punto de iluminación que facilitase la entrada en la ría de Corcubión. El lugar escogido fue el Cabo Cee. Se recomendaba la colocación de un pequeño fanal de luz fija roja y boyas o balizas en el Carrumeiro Chico y en las inmediaciones. Este faro, de 5ª orden, fue designado con el nombre de Fanal de Corcubión. En 1858 se sacan las obras a subasta y, ante la ausencia de licitadores, se hizo cargo la Administración.

Se iluminó el 31 de julio de 1860, con luz fija blanca y alcance en tiempo ordinario de 8 millas; tenía el plano focal a unos 7 metros del suelo y 2 sobre el mar, un aparato catadióptrico y una lámpara para aceite de oliva de las de émbolo. En 1880 se le colocó una lámpara para petróleo de una mecha.

En 1911 se ajustaron a su aparato óptico un juego de pantallas que giraban accionadas por una máquina de relojería.

En 1934 se automatizó, substituyendo la lámpara por una instalación de llama desnuda con escintilador AGA. Con estas reformas la nueva apariencia quedaría en grupos de tres haces blancos cada 6 segundos.

Es un edificio de planta cuadrada, con cubierta a cuatro aguas, elevado sobre una plataforma de piedra protegida por un pequeño muro de piedra en la parte que da al acantilado. Pegada al muro sur está una torre de forma tronco piramidal y sección octogonal, rematada en un pequeño balcón y una linterna sin cúpula acristalada.

Faro de la Isla Lobeira Grande

LOCALIZACIÓN: Isla Lobeira Grande 42° 52’ 55’’ lat. N. E 9° 11’ long. O.

CRONOLOGÍA: 1906

AUTOR: Salvador López Miño

SITUACIÓN JURÍDICA: depende de la Autoridad Portuaria de A Coruña.

ALTURA DEL SUELO A LA LUZ: 7,78m

ALTURA DE LA LUZ SOBRE EL MAR: 15,78m

ALCANCE DE LA LUZ: 11 millas (20km)

CARACTERÍSTICA DISTINTIVA: apariencia de un grupo de 2 haces blancos cada 14 segundos.

En agosto de 1904 la Dirección General de Obras Públicas encarga un estudio para la construcción en la Lobeira Grande de los siguientes equipamientos:

El proyecto es realizado por el ingeniero Salvador López Miño que lo da por terminado el 18 de febrero de 1905. El 19 de octubre de 1905 se encarga un segundo proyecto en el que la torre metálica es sustituida por una de sillería. López Miño finaliza la redacción de este proyecto el 4 de mayo de 1906. Se compone de dos viviendas, dependencias ligadas al funcionamiento del faro, y dos aljibes exteriores. La torre es de forma tronco piramidal. La altura de su luz se aproxima a los 16 metros sobre el nivel del mar, con un alcance de 11 millas. Se inauguró el 15 de septiembre de 1909 con un aparato de 4ª orden de 250mm de distancia focal. Contaba con una lámpara de dos mechas de nivel constante, que para tiempo de niebla era ayudada por otra de incandescencia por vapor de petróleo. Desde 1924 el faro se encuentra deshabitado, ya que para suplir al farero se puso a funcionar una instalación de acetileno con escintilador AGA y válvula solar, cambiándose la apariencia a la del grupo de haces cada 15 segundos, con un alcance en tiempo medio de 11 millas.

  • Un edificio para acoger dos fareros.
  • El basamento de la torre.
  • Limpieza de escollos en la entrada más abordable de uno de los tres canales que dan acceso a la pequeña ensenada cerca del emplazamiento del faro.
  • Construcción de un embarcadero.
  • Camino de servicio para unir el embarcadero con la vivienda de la torre.

Faro del Carrumeiro Chico

TIPO: Baliza de señalización

SITUACIÓN: 42° 54’ 28’’ Lat. N e 9° 10’ 45’’ long. O.

AUTOR: Salvador López Miño

SITUACIÓN JURÍDICA: depende de la Autoridad Portuaria de A Coruña.

ALTURA DEL SUELO A LA LUZ: 7,78m

ALTURA DE LA LUZ SOBRE EL MAR: 15,78m

ALCANCE DE LA LUZ: 11 millas (20km)

CARACTERÍSTICA DISTINTIVA: apariencia de un grupo de 2 haces blancos cada 14 segundos.

La entrada al puerto de Corcubión, como importante enclave comercial y como lugar de refugio para los barcos en caso de temporal, se veía complicada por la presencia, por un lado, de las Islas Lobeira y, por otro, por los bajos del Carromeiro Grande y del Carromeiro Chico, lo que fue motivo de no pocos naufragios.

El primer balizamiento de esta zona de bajos fue una boya de campana instalada en 1863. Ya que uno de los peligros de este lugar era la niebla, se decide instalar este tipo de boya que es capaz de emitir una señal acústica para alertar a los navegantes. Pero las rompientes que se forman en el bajo con los temporales la hicieron desaparecer.

En 1900, el empresario y político Plácido Castro Rivas, pidió al Ministerio de Fomento que se señalizase de nuevo el bajo del Carromeiro Chico debido al aumento del número de barcos de vapor que entraban en la ría para abastecerse de carbón en sus depósitos flotantes. El Ministerio, después de hacer los estudios correspondientes, optó por señalizar la zona con un trípode metálico. Se trataba de una estructura de piezas de sección circular de acero macizo, apoyadas sobre cubos de hormigón de fraguado rápido, incrustados mediante agujeros en la roca, con forma de trípode a 10 metros de altura coronado por una plataforma sobre la que se instaló una esfera, quedando ésta a 11,6 metros sobre el nivel del mar, siendo visible, con tiempo claro, a una distancia de 11,35 millas. Su instalación se finalizó el 1 de septiembre de 1903, pero a los pocos días, a causa de un fuerte temporal de viento y mar, fue derribada. El 28 de febrero de 1904, para sustituir provisionalmente el trípode se instaló un bocoy pintado de rojo, pero también acabó desapareciendo del lugar el 14 de abril de ese mismo año. Posteriormente, en 1907, se fondeó una boya cónica en 23,3 metros de agua para balizar de forma provisional el Carromeiro Chico. Esta permaneció hasta la construcción de la baliza definitiva, sufriendo las consecuencias de los temporales, que la barrieron varias veces de su emplazamiento y volvió a ser fondeada nuevamente.

Finalmente, después de todos los intentos para señalizar el Carromeiro Chico, se trató de construir una baliza capaz de aguantar los embates de los fuertes temporales de la zona. El proyecto para su construcción fue redactado por el ingeniero Salvador López Miño, consistente en una torre maciza troncocónica de hormigón hidráulico revestida de sillería, de 10 metros de altura, coronada por un círculo de 5,58 metros de diámetro, sobre el que se colocaría la iluminación. El proyecto para la instalación de la luz fue redactado por el ingeniero Rafael de la Cerda. El primer cuerpo de la baliza se terminó el 12 de enero de 1916 y el segundo el 24 de octubre de ese mismo año. Para la puesta en funcionamiento de la luz hubo que esperar hasta el 11 de noviembre de 1917. A este punto también se le conoce como “El Cementerio de los barcos Griegos”, pues hubo numerosos naufragios en sus alrededores, destacando el de los vapores griegos Manoussis (1920), Constantinos Pateras (1922) y Mount Parnes (1935), entre otros.

Patrimonio etnológico

HÓRREOS

Los hórreos son, junto con los molinos, las construcciones funcionales más importantes relacionadas con la economía tradicional basada en el cultivo de grano. Su origen más remoto estaría en los sistemas utilizados por los pueblos castreños para mantener el grano seco y aislado de la humedad de suelo: cestos colgados o levantados sobre pies. Las primeras referencias documentales son de la época romana (Vituvio o Plinio el Viejo) siendo en los escritos de Varrón (siglo I a.C.) en los que aparecen descritos con una forma parecida a la actual.

Como lugar donde se guardan los frutos del trabajo de todo el año, se presta gran atención a la calidad de sus materiales y a su localización, para garantizar una buena aireación del grano.

El hórreo es un fiel reflejo de la situación económica de su dueño; su capacidad se mide por el número de pies. Puede ser propiedad única o compartida; en este último caso se le abren varias puertas.

En Corcubión predomina el hórreo de tipo Fisterra, aunque en ocasiones se mezcla con elementos del tipo Noia.

En cuanto a la función de estos elementos hay una amplia teorización sobre su función estética o mítico-religiosa. Según el estudio sobre el hórreo gallego de Martínez Rodríguez, la presencia de una cruz y otros emblemas religiosos en los remates de los hórreos sería una consecuencia más de la religiosidad del aldeano gallego que pone la cosecha bajo la protección de sus dioses a los que invoca consagrando el hórreo con el símbolo de la cruz u otros similares.

Hay que señalar la presencia de hórreos de albañilería hechos íntegramente en cemento en Redonda y en A Oliveira. Son del tipo de hórreo no suspendido, sino que se apoyan sobre un granero de las mismas dimensiones que la cámara.

En Corcubión hay censadas 14 construcciones de este tipo.

MOLINOS

Los primeros molinos datan del Neolítico, son los llamados “molinos de mano”, consistentes en dos piedras de diferente tamaño. De este sistema se evoluciona hacia un molino circular formado por dos piedras, en la que la superior (la “Moa”) gira sobre otra, llamada Pie, por medio del movimiento realizado con un palo incrustado en ella.

Los molinos hidráulicos aprovechan la fuerza motriz del río para moler el grano, presentando dos tipos fundamentales:

  • De Bruia o Aceñas, con la rueda motriz vertical.
  • De Rodicio, con la rueda motriz horizontal. Estos son los más antiguos y numerosos, conocidos también como molinos de regato. Este es el tipo de molino que aparece en Corcubión.

Siguiendo el curso del río Quenxe hay un total de seis molinos de pequeñas dimensiones.

En Redonda también se conservan una serie de estas construcciones.

PALOMARES

El palomar es una construcción con una funcionalidad prácticamente ornamental, ya que la rentabilidad económica de las palomas es más bien escasa. Suele aparecer como edificación anexa en pazos, casas grandes, monasterios o casas rectorales. Las referencias más antiguas sobre su existencia en Galicia son de los siglos XIII, XIV y XV (la primera representación gráfica conocida aparece en las Cantigas de Santa María Alfonso X).

Son construcciones exentas, en lugares próximos y altos, con terreno seco, abrigados de los vientos dominantes y sin árboles alrededor para impedir el asentamiento de aves de rapiña.

En Corcubión son una arquitectura poco numerosa, con un total de dos ejemplares en el núcleo urbano: en el Campo de San Antonio y en Agra da Ribeira. Pertenecen a la tipología de planta cilíndrica, con los muros perimetrales de mampostería de piedra, una pequeña puerta de acceso y una cubierta cónica de teja. La parte alta de la pared remata en una pieza de piedra, la solera, sobre la que van unos pequeños agujeros para la entrada de las palomas.

CRUCEIROS

Los cruceiros son cruces de piedra que se colocan en diversos lugares, preferentemente en cruces de caminos, atrios de iglesias, ermitas o incluso en los accesos a cementerios, siempre en relación con lugares de culto.

Los cruceiros son una de las manifestaciones genuinas de la arquitectura popular gallega. El cruceiro es un objeto sagrado, y el lugar donde está emplazado también es un lugar especial. No es sólo un monumento estético u ornamental, sino que es un objeto de devoción y respeto.

En Corcubión tenemos una gran cantidad de cruceiros que se pueden admirar paseando por las calles del pueblo y por el territorio municipal.

Cruceiro de San Marcos

LOCALIZACIÓN: atrio de la Iglesia de San Marcos

Cruceiro de granito de tipo Crucifijo.

La plataforma se encuentra actualmente enterrada. El pedestal presenta una forma octogonal en el que se representan calaveras y tibias cruzadas simbolizando el Pecado Original del que la humanidad se ve redimida por el sacrificio de la Pasión de Cristo. El varal, de sección circular, lleva una decoración de estrías; el pedestal es cuadrangular y encuadrado. El capitel, de sección cilíndrica, lleva un astrágalo circular y liso, ábaco de lados rectos y un remate de volutas y flores.

La Cruz, de sección cuadrangular, presenta brazos con mediacaña y remates florenzados. En su anverso se representa a Cristo Crucificado con tres clavos, inclinando la cabeza hacia la derecha. Sus manos abiertas nos muestran los clavos de la pasión. La cabeza va ceñida con la corona de espinas. El pañuelo de pureza va atado hacia la derecha. Remata la cruz con una cartela con la inscripción INRI (“Jesús Nazareno, rey de los judíos”).

En el reverso aparece esculpido el tema de la Piedad, de composición romboidal, sobre una peana de un ángel con alas.

Cruceiro del Cementerio Municipal

LOCALIZACIÓN: Cementerio Municipal de Corcubión

Cruceiro de granito de tipo Crucifijo.

Este cruceiro procede del antiguo cementerio de A Viña, pero en origen, según indica Xoán Miguel Fernández, estaba en el Campo del Rollo, tal y como consta en 1786. En 1902 pasó a manos del Ayuntamiento. Su plataforma es cuadrangular con dos grados. El pedestal es cuadrangular y liso y lleva la inscripción “RENOV EN 1986”. El varal, de sección circular, va decorado con estrías y boceles. El capitel es de un orden jónico labrado con un toque popular.

La Cruz, de sección cuadrangular, tiene brazos con chaflanes y remates florenzados con botón central. En el anverso se representa a Cristo crucificado con tres clavos. Va coronado con espinas, inclinando la cabeza hacia la derecha y con las manos abiertas. El pañuelo de pureza aparece sujeto con una cuerda. Remata la cruz con la cartela que lleva la inscripción INRI. En el reverso aparece representada la Virgen, en actitud orante con las manos recogidas delante del pecho. Su cabeza va ceñida con la corona y apoyada sobre un querubín alado.

Cruceiro de Baldomar

LOCALIZACIÓN: Rúa Cruceiro de Baldomar.

Cruceiro de tipo Crucifijo de 1700.

La plataforma es cuadrangular y se compone de cuatro grados. El pedestal tiene una forma cuadrangular en la que aparece la siguiente inscripción: “ESTE CRº DE / BALDOMAR I SV MR / MARINA GS / ANO DE 1700”. Fue mandado erigir y pintar por Domingo de Baldomar, un marinero de posición acomodada, y su mujer, Marina González. El varal presenta una decoración estriada y el capitel es de orden jónico.

La Cruz, de sección cuadrangular, tiene los brazos con chaflanes y remate florenzados con botón central. En el anverso se representa a Cristo crucificado, con tres clavos, con la corona de espinas y el pañuelo atado con cuerda hacia la derecha. Remata la cruz con la cartela de la inscripción INRI. En el reverso hay una representación de la Virgen.

El 12 de enero de 1909 sufrió el destrozo del escaño superior, siendo reparado para quedar con el aspecto actual. En función del tipo de remate, modelo de capitel, el pañuelo de Cristo y la forma del ángel, Xoán Miguel González atribuye su autoría al mismo maestro cantero o taller que hizo el cruceiro situado hoy en día en el cementerio municipal.

Cruceiro de San Antonio

LOCALIZACIÓN: Campo de San Antonio.

Cruceiro de granito de tipo Cruz, habiendo sólo dos ejemplos de este tipo en el Ayuntamiento.

La plataforma es cuadrangular, con cinco grados. El pedestal de forma troncopiramidal remata con bocel; lleva una inscripción corrida que resulta difícil reproducir ya que está muy erosionada, pudiendo sólo leer claramente “ANO DE 1719”. El varal octogonal empieza cuadrado, llevando paramentos recuadrados. El capitel presenta una forma troncopiramidal invertida.

La cruz es de sección cuadrangular, con brazos en chaflán y remates florenzados.

Cruceiro de la Rúa das Mercedes

LOCALIZACIÓN: Rúa das Mercedes.

Cruceiro de granito de tipo Cruz. Es de los años 80. Su plataforma es cuadrangular y está compuesta por un único grado. El pedestal de forma cuadrangular continúa en el varal, también cuadrangular, de fuste liso.

El capitel está conformado por dos molduras planas horizontales unidas por una escocia. La cruz, de esbeltas proporciones, presenta brazos rectos y carece de cualquier ornamentación.

Vino a sustituir el cruceiro que se hizo cuando se acondicionó este espacio, dentro de una serie de intervenciones llevadas a cabo entre los años 1968 y 1970 para optar al “Premio Nacional de Turismo de Embellecimiento y Mejora de los Pueblos Españoles 1971”. Esta consistió en sustituir el antiguo jardín que había allí, pavimentándose la placita, con la colocación del cruceiro y la restauración de las fachadas de los edificios que cerraban este espacio.

Cruceiro de San Pedro de Redonda

LOCALIZACIÓN: Atrio de la Iglesia de San Pedro de Redonda.

Cruceiro de granito de tipo Crucifijo.

Está erigido sobre una plataforma cuadrangular de cinco grados. El pedestal, también cuadrangular, remata en chaflanes. El varal de sección octogonal remata en un capitel cilíndrico compuesto de astrágalo circular y liso, ábaco de lados curvos y vértices achaflanados. El capitel tiene una decoración a base de volutas y hojas de bordes lobulados.

La cruz, de sección cuadrangular, tiene brazos con chaflanes y remates florenzados con botón central. En el anverso aparece Cristo crucificado con tres clavos. El crucificado, con corona de espinas, inclina la cabeza hacia la derecha y tiene los dedos cerrados, aunque deja ver los clavos de las manos y el pañuelo de pureza va atado a la izquierda. En el reverso se representa a la Virgen en actitud de recogimiento con las manos delante del pecho y coronada. Va sobre una peana de un ángel alado y con la luna bajo sus pies.

En la base aparece una inscripción “ES E LO HISO / IVº DE MN POR / SV DVON ANO / DE 1689”. El historiador Xoán Miguel González establece que el nombre de la persona que dedica es Juan, pero no da una interpretación del apellido ya que no pudo contrastar con las partidas sacramentales de la parroquia, pues mucha documentación de este tipo fue destruida en las incursiones de las tropas napoleónicas.

Cruceiro de San Roque

LOCALIZACIÓN: Campo de San Roque.

Cruceiro de granito de tipo Crucifijo.

La plataforma es cuadrangular con tres grados y carece de pedestal. El varal es de sección cuadrada con chaflanes en su parte superior ornamentados con unas pequeñas bolas. El capitel es de una forma cúbica de gran pureza.

La cruz es de sección rectangular. En el anverso aparece Cristo crucificado con tres clavos. Lleva el nimbo crucífero, inclinando la cabeza hacia la derecha. Viste el pañuelo de pureza sin atar. La cruz remata en un pergamino con la inscripción INRI. En el reverso aparece la Virgen con el niño, en el regazo, coronada sobre una peana. Esta representación podría tratarse, según X. Miguel González, de una imitación de iconografía mariana del cruceiro de Santa María das Areas, en Fisterra, ya que el de San Roque está situado en la ruta de peregrinación al santuario fisterrán.

Su sencillez formal y estilística lleva a pensar que este sea el cruceiro más antiguo de Corcubión.

FUENTES Y LAVADEROS

Fuentes y lavaderos públicos de Redonda

El 30 de septiembre de 1906 el ayuntamiento solicita a la Diputación Provincial una subvención para arreglar la fuente pública del pueblo y construir tres más en los lugares de Quenxe, Redonda y Oliveira.

En julio de 1908 sale a subasta la reparación y reforma de la fuente pública del pueblo y la construcción de un abrevadero, así como la reparación de las de los lugares de Redonda, Quenxe y Oliveira con la nueva construcción de un lavadero en las inmediaciones de cada una de ellas, ajustándose al proyecto firmado por Juan Francisco Yánez, ingeniero de la primera circunscripción de caminos vecinales. Después de tres subastas sin aparecer licitadores, en abril de 1909 Carlos Cobas, maestro cantero de Cee, se compromete a tomar a su cargo las obras de la reparación de la arqueta de toma, renovación de la cañería de la fuente de la plaza del pueblo y construcción de un abrevadero de nueva planta, así como la reparación de las fuentes públicas de Redonda, Quenxe y Oliveira y la construcción de un lavadero en las inmediaciones.

En cuanto a la fuente y lavadero de O Vilar, las gestiones para su construcción empezaron en julio de 1951, estando terminados y listos para inaugurar en el período comprendido entre julio de 1957 y julio de 1958. El 50% del coste fu cubierto con un donativo de don Benigno Lago Estévez.

También en 1963 el municipio recibe una subvención para la construcción de una fuente-lavadero en A Amarela, que era el único lugar del término municipal que carecía de estos servicios, terminándose en 1964.

Fuente de la Plaza de Castelao

Las primeras referencias documentales que se encuentran sobre la fuente de la plaza datan del 10 de junio de 1857 con motivo de la presentación del plano por parte de Francisco López Recamán para construir una nueva casa en el área de la fuente. Representa un tema de gran interés para la corporación y los vecinos dado que es la única fuente pública del pueblo que por su abundancia y superior calidad es concurrida día y noche, tal y como se recogía en el expediente de translación de la fuente de 1857.

Convocados los vecinos para inspeccionar la localización actual de la fuente, la mayoría coincide sobre la conveniencia de realizar esta obra, por lo que el ayuntamiento acuerda, por unanimidad, el 15 de junio de 1857, la translación del caño y de la fuente del pueblo.

En 1891, ante la disminución del caudal de la fuente, son necesarias unas pequeñas reparaciones en la fuente pública, en lo referente a reconstruir su arqueta con una cantería más sólida, cambiar la cañería conductora del agua por una de hierro galvanizado e insertarla con su alcantarillado de piedra, y que en el agujero de salida del agua se enchape una lámina de hierro galvanizado en forma de regadera.

En 1906 se solicita a la Diputación Provincial una subvención para el arreglo de la fuente pública del pueblo y la construcción de tres más en los lugares de Quenxe, Redonda y Oliveira. La subvención es concedida al año siguiente para llevar a cabo las obras, siguiendo el proyecto del ingeniero Juan Francisco Yánez.

Después de una serie de subastas negativas el maestro cantero Carlos Cobas toma a su cargo las obras consistentes en la reparación de la arqueta de toma, la renovación de las tuberías de la fuente de la plaza y la construcción de un abrevadero de nueva planta, aunque este último, finalmente, se suprimió ya que no satisfaría ninguna necesidad y podía acabar siendo un foco de infección si se utilizase para otros fines, como lavadero de ropa o de pescado, por ejemplo.

FIESTAS

Fiestas de San Marcos

San Marcos es el patrón de Corcubión.

La fiesta en su honor se celebra el 25 de abril, día en el que se saca su imagen en procesión por las calles del pueblo.

Fiestas de San Pedro de Redonda

La fiesta en honor de San Pedro de Redonda se celebra el 29 de junio. No lejos de la iglesia de San Pedro tiene lugar la romería popular, en el campo de San Roque, lugar donde se reúnen los vecinos para comer y pasar un día de fiesta.

Área recreativa de San Pedro

En este lugar es donde se celebra la tradicional romería de San Pedro el 29 de junio. Por otra parte es el lugar donde se encuentra el albergue municipal de peregrinos, gestionado por la Asociación Gallega de Amigos del Camino de Santiago. Es un amplio campo donde hay algunas mesas y bancos de piedra y en el que se cuenta, además, con un pequeño parque infantil.

Fiestas del Carmen

En Corcubión, villa históricamente marinera, se celebra el 16 de julio una función religiosa y una procesión marítima en honor a la Virgen del Carmen. Se dice que es una de las procesiones marítimas más antiguas de Galicia. A ella llegaban todos los marineros de la ría con sus barcos engalanados. Durante la procesión, los marineros llevan a la Virgen hasta el puerto, donde se embarca para hacer el recorrido por la ría de Corcubión, haciéndose también una bendición de las aguas y una ofrenda floral por todos los náufragos.

Mercado Medieval

El Mercado Medieval de Corcubión suele celebrarse siempre durante el tercer fin de semana del mes de julio, siempre que no coincida con la celebración de las fiestas en honor a la Virgen del Camen; en este caso se celebraría el fin de semana siguiente.

Durante ese fin de semana el pueblo se convierte en un mercado medieval. Los vecinos participan en esta fiesta vistiendo ropa de época y disfrutando de todos los puestos de venta y de gastronomía que llenan las calles del núcleo histórico.

Si hay un lugar apropiado para la realización de un evento de este tipo ese es Corcubión.

Con la constitución del primer Reino Medieval europeo empieza la Edad Media en Galicia. Este período fue de gran importancia para nuestro territorio, ya que es cuando se empiezan a definir los elementos que hoy nos constituyen como nación. De esta manera, en la Edad Media nuestra cultura alcanza un prestigio que hace del gallego una de las lenguas más importantes de Europa.

Por otra parte, en la Edad Media Galicia también era el centro de los reinos medievales peninsulares hasta tal punto que a la mayoría de los reyes gallegos se les denominaba también Emperadores, lo que les daba superioridad sobre otros reyes peninsulares. Uno de estos Reyes de Galicia que se autoproclamara Emperador fue Alfonso VII, coronado Rey de Galicia en 1110 por Gelmírez en la catedral compostelana y que recibiera su educación en el Monasterio de Moraime, en Muxía, a cargo de D. Pedro Froilaz, Conde de Traba. Don Pedro, una persona con gran influencia, representaba uno de los linajes más importantes de Galicia con origen en la Costa da Morte. Poseía el título de Conde de Galicia desde 1109 y fuera educado en la corte de Alfonso VI. Esto nos da una pequeña muestra de lo que representaba en aquel tiempo la nobleza gallega y de la fuerza que tenía en el contexto medieval.

En los últimos tiempos de la Edad Media adquiere importancia una familia descendiente de los Traba que tendrá un papel muy importante en el pueblo: los Moscoso, que consiguen el título de Condes de Altamira en los últimos tiempos del rey Enrique IV. Esta familia le da un fuerte impulso a Corcubión cuando viene a instalarse a ella en 1430 Rui Sanches de Moscoso, su hijo Rodrigo de Moscoso y su nuera Juana de Castro y establecer aquí la capitalidad jurisdiccional para su defensa y también con el fin de aprovechar el tránsito marítimo. Y es que en este tiempo es muy importante para Corcubión y su puerto, el más occidental de Galicia y punto de parada obligatoria para los barcos que continuaban al sur o al norte, especialmente desde el siglo XIV, época de gran prosperidad en su flota y en sus frecuentes relaciones comerciales con Italia y, especialmente, con la República de Venecia.

Los Condes de Altamira también fundaron un hospital de peregrinos en Corcubión para atender a aquellos peregrinos que venían de Santiago de Compostela y se dirigían a Fisterra y a Muxía para visitar al Santo Cristo y el Santuario de la Virxe da Barca.

Esta y otra información sobre el Mercado Medieval de Corcubión se puede consultar en el siguiente enlace: https://www.mercadomedieval.info/gl

Fiesta de las Mercedes

La fiesta en honor a la Virgen de las Mercedes se celebra el 24 de septiembre. Se trata de la última fiesta del año en el pueblo de Corcubión y sirve para despedirnos del verano.

TRADICIONES

Las Parrandas de Corcubión

Las Parrandas eran una de las tradiciones que tenían lugar en Corcubión durante los meses de junio y julio. Los datos que conocemos de las parrandas los tenemos gracias a las publicaciones de unos artículos que el maestro del pueblo, Don Juan Díaz Fernández, publicó en la Revista Nerio, editada en Corcubión en 1920. En varios artículos (números 2, 3, 5 y 8) explicó en qué consistía esta peculiar tradición.

No se sabe con certeza el origen de esta tradición, pues tras los ataques de las tropas napoleónicas durante la Guerra de Independencia de 1809 se perdieron todos los archivos parroquiales, del Ayuntamiento y de los particulares, ya que el incendio de Corcubión ocasionado por los franceses, como dice Don Juan Díaz Fernández “no dejó en planta más edificio que una sola casa para que atestiguase a las generaciones futuras la ignominiosa perfidia de aquellos defensores de la Libertad, el Derecho y la Justicia”.

Según las publicaciones de este maestro, durante los años de celebración de esta tradición, desde principios de junio y hasta el 25 de julio el pueblo de Corcubión se dividía en dos bandos: Río-Seco y Granada; el primero abarcaba la parte norte del pueblo y el segundo el extremos sur, a partir de un pequeño arroyo que la atraviesa. Al anochecer de los domingos y de otras festividades durante este período, las chicas de cada bando se reunían acompañadas de los chicos que simpatizaban con uno u otro bando y recorrían las calles con panderetas, castañuelas y otros instrumentos, dirigiéndose coplas mutuamente, muchas veces injuriosas.

Pero era durante las festividades de San Juan y San Pedro cuando esta celebración llegaba a lo más fuerte. La víspera de estos días se reunían todos los de cada bando en su respectivo campamento: los de Río-Seco en el Cruceiro del atrio de San Antonio, llamado “Cabo da Vila”; los de Granada en el Cruceiro del Campo del Rollo. Cuando cada bando estaba en su lugar correspondiente, tomaba la presidencia “la reina de la foliada”, que solía ser la que mejor cantaba o se distinguía por su entusiasmo en la preparación del festival. A su lado se sentaban las chicas que formaban su corte de honor, llamadas hadas de la fiesta, vestidas de blanco con franjas de colores y todas llevaban su pandereta muy adornada, mientras que las que se encargaban de bailar llevaban las castañuelas. Los hombres que pertenecían a la marina vestían el traje blanco de la Armada.

Cuando ya estaba todo listo se encendía la hoguera en cada bando y empezaba el baile. A las doce de la noche el bando de Granada levantaba su campamento y salía con sus partidarios a recorrer las calles del pueblo, en dirección al bando de Río-Seco, cantando coplas en gallego antiguo y gritando, entre copla y copla, ¡Viva Granada! y ¡Abajo Rioseco! Cuando iban llegando al terreno enemigo, toda la fiesta de Río-Seco y las canciones del bando de Granada llegaban a su momento más intenso, ya que mientras unos cantaban coplas ofensivas, los otros respondían de la misma manera, preparándose todos para echar fuera a sus contrincantes si estos se atreviesen a pasar los límites del Cruceiro.

Después de esto, el bando de Granada se dirigía de nuevo a su campamento. Cuando ya iba por la mitad del camino de vuelta hacia el Campo do Rollo, el barrio de Río-Seco abandonaba su campamento y se dirigía al bando contrario, cantando coplas que solían ser una contestación a las que les cantaran sus contrincantes anteriormente.

Al llegar al campamento de Granada ocurría lo mismo que en el campamento de Río-Seco: este bando seguía el mismo recorrido alrededor del Cruceiro del Campo do Rollo, pues si se llegase a pasar el límite entre el cruceiro y la hoguera podría tener lugar una lucha entre ambos bandos, que otros años habían ensangrentado las calles de Corcubión.

Para evitar posibles enfrentamientos solía ir el alcalde con los municipales y con toda la fuerza del puesto de la Guardia Civil, encabezando al primero de los dos bandos que solía recorrer el camino, dejando quedar una pareja al pasar por Río-Seco, y siguiendo con el resto hasta el punto de salida, donde al poco tiempo de haber sido visitados por el bando contrario era disuelto por la autoridad.

Aun así, a pesar de todas las precauciones, en uno de los años tuvo lugar una reyerta entre dos bandos que causó algún muerto y otras víctimas, entre las que estaban un Guardia Civil que perdió una pierna y varios vecinos que fueron presos.

Los días de San Juan y de San Pedro se repetían los mismos recorridos. En la tarde de esta última festividad iban los dos bandos a San Roque, donde se celebraba (y se celebra) la fiesta de San Pedro de Redonda. Cada bando iba por un camino diferente y también en horas distintas, haciendo sus foliadas, y después de bailar toda la tarde, cada bando en su propia demarcación, iniciaba el regreso al pueblo el bando de Granada. Quince minutos más tarde hacía lo mismo el bando de Río-Seco, pasando por el campamento base del bando enemigo. Después de algún descanso, la fiesta continuaba en los cruceiros de ambos bandos hasta las once de la noche, momento en el que hacían el mismo recorrido desde un campamento a otro. Hay que decir que la música del día de San Pedro era más alegre que la de San Juan.

Después del día de San Pedro la agitación frenaba hasta el 25 de julio, día en el que ambas parrandas embarcaban para cruzar la ría y dirigirse a la parroquia de Ameixenda (Cee), donde se celebraban las fiestas de su patrón, Santiago. Después de pasar allí la tarde bailando y cantando con rivalidad, cuando caía el sol ambos bandos dejaban de lado sus antagonismos y se abrazaban, regresando a su pueblo cantando coplas alegres que duraban hasta bien entrada la noche.

En estos artículos publicados por el maestro Díaz Fernández en la Revista Nerio, este asegura no saber a ciencia cierta el origen de esta tradición. Es probable que sea una tradición medieval de cuando había dos casas nobles que ejercían su señorío en esta comarca y que, debido a sus rivalidades y luchas políticas, tenían también al pueblo dividido en dos bandos. Probablemente, estos dos señores serían, por un lado, el Arcediano de Trastámara, señor de Río-Seco, que ejercía su dominio en la parte norte de Corcubión, Cee y otros pueblos y, por otra parte, su contrincante el Conde de Altamira y Granada, que dominaba en la parte sur de Corcubión y en las parroquias de Sardiñeiro, Duio y Fisterra y en otras muchas del Partido Judicial y de fuera.

En estas publicaciones, el maestro también comenta que se suponía que la rivalidad entre ambos señores debía tener su origen en las luchas que hubo en el siglo XIV entre D. Pedro I, el Cruel, y D. Enrique II de Trastámara, por ser cada uno de un partido distinto. De esto dan cuenta las diferentes coplas que se cantaban y que hacían referencia a estos sucesos. Cuenta la tradición que fue el matrimonio de dos ramas de ambas familias las que trajo la paz entre ellas y sus partidarios.

LEYENDAS

San Marcos da Cadeira

San Marcos es el patrón de Corcubión. Se llama “San Marcos da cadeira” (cadeira significa silla en gallego) porque se representa en actitud sedente. En esta imagen vemos a un hombre barbado, de edad avanzada, sentado en una silla ornamentada flanqueada por los escudos de los Moscoso (cabeza de lobo) y los Castro (seis roeles). Con melena rizada, se cubre con un bonete liso. Tiene un libro abierto entre las rodillas en el que está escribiendo con pluma. Lleva una túnica y un manto prendido con un broche en forma de roseta. Tiene un león alado a los pies, símbolo que se corresponde con el evangelista San Marcos.

Cuenta la tradición que la imagen llegó a Corcubión por vía marítima. Dice la leyenda que un día llegó a Corcubión un velero que entre su cargamento traía una imagen de San Marcos, imagen que iría con destino a algún puerto europeo. El motivo de la entrada de ese barco en Corcubión se debió al mal tiempo. Pero una vez que fue amainando el temporal, y cada vez que el barco intentaba continuar su travesía, el mal tiempo empezaba de nuevo. Después de varios intentos, la tripulación empezó a inquietarse y, ante un temor religioso, consiguieron convencer a su capitán de que, quizás, dejando la imagen de San Marcos en tierra el temporal remitiese. Finalmente, al dejar a San Marcos en Corcubión el barco pudo hacerse a la mar de nuevo y continuar su viaje.

Existe otra versión de esta leyenda que dice que la imagen era el mascarón de proa de un barco veneciano que sus tripulantes tiraron al mar, siendo recogida por los pescadores del pueblo que hicieron de él su patrón.

Según un ex-administrador de los Condes de Altamira, esta imagen procedía de Venecia. El historiador del arte López Vázquez afirma que se trata de una talla gótica, de la segunda mitad del siglo XV, hecha en un taller escultórico italiano. Hay pruebas de que los navíos venecianos y genoveses llegaban forzados a los puertos de Costa da Morte siguiendo la ruta comercial a Flandes, así como también los buques de nuestra zona se desplazaban a los mercados de fletes de Génova. Los símbolos heráldicos que aparecen en la imagen se corresponden con los Moscoso y los Castro y es muy probable que la talla llegase de Italia, ya que los Condes tuvieron familiares que desempeñaron cargos políticos y militares en aquellas tierras.

A Furna de Don Liborio

Al pie de los acantilados de donde se localiza el Castillo del Cardenal existe una gruta (furna en gallego) con tres entradas conocida como A Furna de don Liborio.

Cuenta la leyenda la existencia de un pasadizo subterráneo que conduce de la fortaleza a la gruta y que, entre otras muchas funciones, era utilizado para arrojar los cadáveres de los condenados al mar.

Durante los trabajos de reparación que se estaban realizando en el castillo como consecuencia de la guerra contra los franceses de 1809, los operarios comenzaron a oír unos quejidos que salían de una hendidura de uno de los muros. Llevados por la curiosidad derribaron parte de los que resultó ser un falso tabique y encontraron una escena macabra. Corrieron asombrados a comunicárselo a las autoridades, que se trasladaron al lugar y comprobaron, tras derribar el muro, la existencia de un cuerpo momificado que fuera emparedado y que presentaba un aspecto terrorífico.

Decidieron descolgar el cadáver para examinarlo. El forense, al practicar la autopsia, observó que de entre los harapos del difunto asomaba, colgado de una pequeña cadena, una bocha de cristal que en su interior contenía un manuscrito. Uno de los presentes leyó el documento en voz alta, que resultó ser la sentencia que explicaba el cruel castigo. El cuerpo correspondía a don Liborio, un próspero hombre de negocios que vivía en Corcubión a mediados del siglo XVIII.

Un desafortunado día, don Liborio fue acusado como sospechoso de la muerte de la hija de una criada. La chica se llamaba Hermelinda, y cuentan que era la criatura más bonita y encantadora que naciera en el pueblo en muchos años. Su cadáver apareció escondido entre los muros de una cuadra pegada la vivienda de don Liborio. Tras ser sometido a un duro interrogatorio, fue declarado culpable del asesinato de la doncella y, en reciprocidad a su terrible delito, condenado a morir emparedado.

Después de debatir, los allí presentes decidieron deshacerse de los restos del emparedado. Metieron al difunto en un cajón y lo arrojaron por el túnel que llevaba hasta la gruta a pie de mar. De allí a poco tiempo, mientras el cadáver se hundía en el agua, se oyó un quejido aterrador y una luz cegadora que salió del interior de la gruta, iluminando toda la noche. A medida que el cajón con los restos de don Liborio se hundía en el mar el quejido y la luz cegadora se fueron desvaneciendo. En las duras noches de invierno, cuando el bravo temporal azota con fuerza la Costa da Morte, todavía se escucha el desesperado quejido del desventurado don Liborio, que clama con ira contra la injusta sentencia. Su cólera se calma cuando emerge del mar una luz cegadora que penetra en la gruta. Muchos dicen que esa luz no es otra que el alma de la bella Hermelinda que llega del otro mundo para reconfortar al pobre don Liborio.

Patrimonio industrial

Fábricas de salazón

Tal y como explica Santiago Llovo Taboada en las primeras páginas de su libro As salgaduras de Carnota, a principios del siglo XIX era frecuente llamar almacenes o fábricas de sardina a las fábricas de salazón. Esto se debía a que la sardina era el principal producto que contribuyó al desarrollo económico de la zona costera gallega, si bien también se secaban y ahumaban otros como el congrio, la merluza o el pulpo.

En la transformación de nuestra costa tuvieron mucho que ver los llamados fomentadores catalanes, que ya desde mediados del siglo XVIII fueron llegando a nuestras rías. En un principio venían sólo a trabajar durante la temporada de la sardina, regresando después a su tierra con el producto elaborado. Pero ya a finales del siglo XVIII y principios del XIX los catalanes empezaron a construir compañías para explotar la sardina y se asentaron en Galicia construyendo salazones de piedra, aunque, al principio, se instalaron en lugares donde ya había alguna actividad pesquera y que contaban con buena defensa, como era el caso de Muros, Fisterra o Corcubión.

Una construcción tradicional de salazón solía contar con la vivienda al frente, la salazón con los lagares en un lateral y el sistema de prensado en otro, separados por un espacio que se llamaba “claro”. Cuando las lanchas y galeones varaban en las playas o atracaban en los pequeños muelles, se acarreaba el pescado hasta la salazón y se volcaba en los lagares, que en un principio eran redondos y de madera, pero más adelante, con la llegada de los catalanes, pasaron a hacerse de grandes losas de granito.

El sistema tradicional gallego de conservación de la sardina en sal requería sacar la cabeza y las tripas a las sardinas una a una, aunque su salazón era diferente dependiendo de su finalidad: si era para autoconsumo de marinero y su familia se salaba y se dejaba en los lagares hasta que se consumía; si era para la venta, después de su limpieza y lavado, la sardina tenía que estar en los lagares con sal durante veinticuatro horas y, después, se colocaba en los tabales por capas alternando con sal y sin prensar. En cambio, con el sistema introducido más adelante por los catalanes no era necesario la limpieza de la sardina, sino que ésta se colocaba entera en los lagares que estaban mediados de agua con sal (lo que queda claro era que con cualquiera de los dos sistemas lo que se necesitaba era una gran cantidad de sal). Después de estar la sardina en los lagares en salmuera el tiempo correspondiente, se extraían, se lavaban y se devanaban; a continuación se introducían ordenadamente en los tabales y, después, se prensaban.

En cuanto a las fábricas de salazón en Corcubión, se sabe que existían, por lo menos, cuatro en la zona de Quenxe, una en Boca do Sapo, una en la Isla Lobeira Grande y varias en el pueblo. Lo que no se sabe con certeza es si todas llegaron a funcionar, como es el caso por ejemplo, del edificio que hasta hace unos años albergaba el Museo Marítimo Seno de Corcubión. Este edificio fue construido, inicialmente, como fábrica de salazón, pero no hay constancia de que funcionase como tal.

Fábricas de salazón de Quenxe

LOCALIZACIÓN: Playa de Quenxe. CRONOLOGÍA: anterior a 1870. ESTADO DE CONSERVACIÓN: malo. USO: abandonado.

Fábrica de salazón de Boca do Sapo

LOCALIZACIÓN: Boca de Sapo (parroquia de Redonda). CRONOLOGÍA: finales del XIX. ESTADO DE CONSERVACIÓN: muy malo. USO: abandonado.

Fábrica de salazón de la Isla Lobeira

En la Isla Lobeira Grande, además del faro y de la casa del farero, hoy abandonado, también quedan, al sur de la misma, los restos de una fábrica de salazón de la que se conservan medias paredes de piedra.

Astilleros

En Corcubión también fue frecuente la botadura de barcos en siglos pasados. Uno de los astilleros que existieron en nuestro municipio fue el que era propiedad de la Compañía General de Carbones, situado en la playa de Quenxe, lugar donde también se localizaban algunas de las fábricas de salazón del municipio y de las que aún se pueden ver sus restos. Una de las botaduras más conocidas es la del pailebot Julita. Esta embarcación de 300 toneladas se botó al agua el 27 de septiembre de 1920, dentro del programa de fiestas de las Mercedes, ya que la Compañía General de Carbones quería contribuir a un mayor esplendor de las celebraciones. Fue construido en los astilleros que esta sociedad tenía en Quenxe y el encargado de tal obra fue el maestro José Iglesias, Palletas. La madrina de este acontecmiento fue la hija del gerente en Galicia de la Compañía de Carbones, que también se llamaba Julia.

Además del pailebot Julita también de construyeron otros barcos, como el vapor Tritón (utilizado para transportar los operarios a los pontones), las gabarras San José, Ameijenda, Pindo, etc.

Pero con anterioridad y en esos mismos terrenos (cuando el astillero aún no era propiedad de la Compañía General de Carbones) hay constancia de la construcción de otros barcos de vela. Algunos ejemplos son el quechemarín San Pablo (1865) o la goleta Camila en 1829 (reconstruido, posteriormente, con la madera y clavos del buque inglés The Great Liverpool, naufragado en Caneliñas). Casi 60 años después, Camila dejó de navegar y se aprovecharon sus clavos de cobre para construir el balandro llamado Méndez Núñez. Este balandro era propiedad de José González Cereijo, uno de los pioneros en Galicia en la recuperación y salvamento de buques naufragados. Este hombre tenía un almacén en la playa de A Viña que utilizaba para el comercio y el depósito de los restos de los buques que recuperaba o desguazaba. Contaba con un muelle de madera para el servicio de sus embarcaciones. González Cereijo contaba con varias embarcaciones, siendo dos de ellas el mencionado Méndez Núñez y el Argonauta. Fue precisamente en el lugar donde se localizaba el almacén de José González Cereijo donde, posteriormente, estuvo en funcionamiento otro de los astilleros que hubo en Corcubión para la reparación de barcos hasta finales de los años noventa. Hoy aún se pueden ver los restos de este astillero en la playa de A Viña.

También en 1888 se botó un yate de recreo y vivero de langostas, embarcaciones muy comunes en aquella época para el transporte de langostas vivas, las cuales eran muy abundantes en A Costa da Morte y era un producto muy exportado, siendo Plácido Castro Rivas uno de los empresarios que se benefició de este negocio.

Otro de los astilleros se localizaba en la que era conocida como la Casa de Lla, una antigua fábrica de salazón que contaba con una fuente en el centro de su patio, siendo las propiedades de sus aguas consideradas como muy efectivas para combatir muchas enfermedades. Esta propiedad pasó por varias manos hasta que, en los años cincuenta, fue comprada por Benigno Lago Estévez. Después de llevar varios años inactiva, Lago volvió a abrir la casa y construyó una nave (pegada a la antigua fábrica de salazón) que funcionó como astillero. Ya en los años setenta, la Casa de Lla fue derribada debido a la urbanización de la zona en la que se localizaba, por lo que hoy en día no se conservan los restos de esta propiedad.

Patrimonio subacuático

NAUFRAGIOS

De sobra son conocidos los numerosos naufragios que sucedieron en A Costa da Morte a lo largo del tiempo. Algunos por temporales, otros por averías, lo cierto es que son muchos los restos de buques que se localizan en el fondo de nuestras costas.

En la ría de Corcubión también fueron numerosos los naufragios. Es de destacar la zona del Carromeiro Chico, conocida como “El Cementerio de los barcos griegos” por los diferentes hundimientos de vapores de esta nacionalidad, como el Manoussis (23 de mayo de 1930), el Constantinos Pateras (10 de mayo de 1922), Maria Kastanou (mayo de 1930) o Mount Parnes (14 de febrero de 1935). Además de estos buques griegos hubo naufragios en este lugar de barcos de otras nacionalidades entre los que destacan el ruso Marie (28 de enero de 1910), el noruego As Lagnford (23 de octubre de 1907) o los ingleses Rosalie (7 de octubre de 1905) y Albión (2 de mayo de 1908).

De entre los barcos hundidos en las aguas que rodean Corcubión son de destacar los siguientes:

  • El galeón San Jerónimo, perteneciente a la Armada de Padilla, se hundió en la Punta do Diñeiro (entre el Cabo Cee y Cabo da Nasa), en 1595.
  • La balandra inglesa Abeana: entró de arribada a finales de enero de 1821 y se hundió el 8 de febrero cuando intentaba hacerse de nuevo a la mar en la costa de Redonda.
  • La balandra francesa Societé de Saint Malo se hundió el 23 de septiembre de 1822 en la costa de Redonda. En este suceso falleció el capitán, cuyo cadáver apareció en la playa de A Mariña, donde fue enterrado.
  • El bergantín asturiano Arrogante se hundió el 7 de abril de 1856 en las inmediaciones de la Punta de Quenxe. Su tripulación fue socorrida en una de las fábricas de salazón que había en la playa, propiedad de don Agustín Sagristá.
  • La brick-barca portuguesa Rio Ave, hundida entre A Mariña (pasando el Cabo Cee) y el Cabo da Nasa el 4 de enero de 1857.
  • El laúd español, de matrícula de Villajoyosa, llamado Joven Ignacio, se hundió el 8 de noviembre de 1871. Esta embarcación entró con fuego en su carga de carbón y para intentar salvarlo fue varado en la playa de Corcubión; pero como el fuego no se apagaba la solución fue hacerle unos barrenos en el casco para que entrase el agua, por lo que finalmente quedó sumergido.
  • La corbeta española Sisarga, con matrícula de Coruña, varó en la Punta de Quenxe después de entrar en la ría con averías. En la madrugada del 3 al 4 de febrero de 1872 quedó de nuevo a flote y sin gobierno, pero acabó hundiéndose en las inmediaciones del nuevo muelle.
  • El vapor inglés Derwentwater se hundió el 14 de noviembre de 1890 en la Isla Lobeira.
  • El bergantín-goleta María Joaquina, de bandera española y matrícula de Vigo, se hundió a principios de enero de 1895 en la Isla Lobeira.
  • El vapor Nuestra Señora del Carmen, perdido el 3 de noviembre de 1901 en una zona cerca del Cabo Cee, entró en la ría para repostar carbón y, tras tocar fondo, se produjo una vía de agua que causó, finalmente, su hundimiento.
  • El vapor griego Polynnia se hundió en la Isla Lobeira el 11 de junio de 1904.
  • La goleta María Segunda, con matrícula de Muros, fue arremetida por el vapor noruego Reim cuando ambos abandonaban la ría en las proximidades del Carromeiro Grande el 15 de julio de 1910. No hubo víctimas, pero este último vapor no prestó ayuda a la tripulación que consiguió ponerse a salvo en un bote que llevaban a bordo.
  • El vapor inglés Cisneros entró en Corcubión el 4 de abril de 1925 con un incendió a bordo de grandes proporciones. Fue varado cerca de la playa de la Seca, en el pueblo de Cee (enfrente a Corcubión). Debido al alcance del incendio quedó inservible para la navegación, por lo que fue, finalmente, desguazado en la playa de Corcubión, entre las escaleras que hay cerca del puerto y el relleno.
  • El vapor inglés County of Cardigan traía una vía de agua y el capitán, para intentar salvarlo, lo embarrancó en las inmediaciones del Cabo Cee el 20 de mayo de 1925. Venía cargado con 500 toneladas de maíz procedente de Braila (Rumanía). En los días posteriores el temporal hizo que el mar le causase graves daños en el casco que hicieron imposible su salvamento; aun así, pudo recuperarse parte de la carga de maíz.
  • El pontón Sorrento, una antigua corbeta italiana usada como depósito flotante de carbón, fue a pique en el mes de enero de 1927 en su fondeo por una vía de agua, estando cargado de carbón, cerca de la Punta de Quenxe. Los restos aún se encuentran en el mismo lugar en el que se hundió.

Museo Marítimo Seno de Corcubión

El Museo Marítimo seno de Corcubión se encuentra cerrado desde hace varios años. Aun así, está localizado en un singular edificio que merece una mención.

Este museo está situado al lado de la playa de Quenxe y su finalidad era recuperar, conservar y divulgar el patrimonio histórico-marítimo de la zona geográfica comprendida por el denominado Seno de Corcubión.

Este edificio fue construido en el siglo XIX, inicialmente, para ser una fábrica de salazón de pescado. Como otras muchas fábricas de salazón, tiene una estructura rectangular dispuesta en torno a un patio central descubierto que serviría para la recepción y preparación del pescado.

Ya a principios del siglo XX se instaló en este edificio la Compañía General de Carbones, lo cual supuso la puesta en marcha de organismos oficiales en la zona, tales como aduanas, sanidad exterior y salvamento marítimo.

Una vez que disminuye la comercialización del carbón, el edificio se reutiliza como astillero para la construcción de barcos de madera.

La idea de crear un museo del mar nace en el año 2000 en una reunión presidida por Marcelo Castro Rial y miembros de las corporaciones municipales de Corcubión, Cee, Carnota, Dumbría e Fisterra. La primera apertura al público se realizó en ese mismo año coincidiendo con la festividad de las Mercedes. La inauguración oficial del recinto tuvo lugar el 6 de octubre de 2001.

Este museo albergaba una gran cantidad y variedad de piezas procedentes de las embarcaciones que se construyeron o navegaron en el siglo XX en el “Seno de Corcubión”, desde el Cabo Fisterra hasta Punta Insua (Carnota), así como gálibos de madera, planos de construcción y cartas náuticas. Todos estos fondos se dividían en las siguientes colecciones:

  • Bitácoras
  • Agujas magnéticas
  • Otros instrumentos náuticos
  • Cartas náuticas
  • Planos
  • Equipos de radiocomunicación
  • Equipos de radionavegación
  • Equipos de detección (radares y sondas).
  • Equipos de salvamento marítimo.
  • Faroles
  • Maquetas y siluetas
  • Buzo
  • Carpintería de Ribeira
  • Motores
  • Ruedas de gobierno
  • Maquinaria de cubierta

Camino de Santiago

La peregrinación a Santiago de Compostela fue el hecho cultural y religioso más destacado de la Edad Media, algo reconocido también por el Parlamento Europeo, que declaró el Camino de Santiago como el Primer Itinerario Cultural Europeo, y por la UNESCO, que lo declaró Patrimonio de la Humanidad.

El descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago tuvo lugar a principios del siglo IX y ponía fin a una tradición oral y escrita que situaba al Apóstol Santiago el Mayor como evangelizador en tierras de la antigua Hispania después de la muerte de Jesucristo. El Códice Calixtino o la Leyenda Áurea afirman que tras la decapitación del Apóstol por Herodes Agrippa en el año 44, su cuerpo sin vida fue trasladado por dos chicos, discípulos suyos, en un barco tripulado por ángeles que cruzó el Mediterráneo y subió por la costa de Portugal hasta llegar al puerto de Iria Flavia. Allí, después de una serie de hechos milagrosos, Santiago fue sepultado en el Monte Libredón. Cuenta la tradición que, casi ochocientos años después, un ermitaño vio unas luces celestiales que lo llevaron hasta aquel lugar donde descubrió lo que allí había. Avisó de este hecho a Teodomiro, obispo de Iria, y el Rey Alfonso II hizo construir una pequeña iglesia que dejó bajo el mando de monjes benedictinos. Pero ya eran muchos los fieles que en aquellos tiempos se acercaban a la tumba del Apóstol, por lo que ya antes de terminar el siglo IX, Alfonso III mandaba construir una iglesia mayor para poder acogerlos a todos.

Multitudes de peregrinos comenzaron a llegar para visitar los restos del Apóstol, sobre todo después de las invasiones turcas que hicieron que se interrumpiera la peregrinación a Jerusalén, justo en la época en la que Santiago se estaba construyendo la catedral románica (año 1708). Se produjo, entonces, el auge de la peregrinación a Compostela, consolidándose así el Camino de Santiago, la ruta más promovida y mejor dotada por reyes y autoridades eclesiásticas.

El Camino de Santiago a Fisterra-Muxía.

Hoy en día existen multitud de Caminos que nos llevan hasta Santiago de Compostela. Aunque los primeros peregrinos del siglo X recorrieron lo que hoy se conoce como Camino del Norte, existen otros Caminos que tienen como meta la tumba del Apóstol Santiago. En Galicia, os Caminos a través de los que podemos llegar a Santiago son: el Camino Francés, el Camino Primitivo, el Camino del Norte, el Camino Inglés, la Vía de la Plata o Camino del Sudeste, el Camino Portugués, el Camino Portugués de la Costa, el Camino de Invierno y la Ruta del Mar de Arousa y Río Ulla. Además de estos, contamos con el Camino de Fisterra y Muxía, único tramo que no termina en Santiago, sino todo lo contrario. En este caso el origen es Compostela y la meta son los santuarios del Santo Cristo de Fisterra y de A Virxe da Barca en Muxía. El motivo de la existencia de este Camino se debe buscar en las raíces precristianas que consideraban que esta ruta conducía hasta el extremo occidental del mundo conocido, al lugar donde el sol desaparecía, de ahí que A Costa da Morte reciba, precisamente, ese nombre, por ser la costa de la muerte del sol, o por ser donde terminaba, donde “moría” la tierra conocida.

Es de mencionar que, por lo menos dese la Alta edad Media, el finis terrae aparece en la tradición jacobea. La demostración la tenemos en el Códice Calixtino (s. XII), que lo incluye entre los lugares del traslado a Galicia del cuerpo del Apóstol. Esto motivará la construcción del santuario del Santo Cristo de Fisterra. Lo mismo ocurrió con el Santuario da Virxe da Barca, en Muxía, considerando este lugar como el más extremo al que llegó el Apóstol predicando, motivo por el que se le apareció la Virgen María en una barca de piedra para darle ánimos en su predicación. Estos hechos hicieron que ambos santuarios se convirtiesen en lugar de peregrinación después de visitar la tumba del Apóstol en Santiago de Compostela.

Fue muy grande el número de peregrinos y viajeros europeos que llegaban a Fisterra y Muxía desde Santiago, lo cual mostró la fuerte tradición mística y mágica del lugar. Este atractivo sigue vivo hoy en día, pues el Camino a Fisterra y Muxía es el segundo itinerario jacobeo más concurrido después del Camino Francés pero, aun así, la Iglesia no lo reconoce como Ruta Jacobea porque su meta no está en Santiago, de ahí que no se dispense la Compostela por su realización.

El Camino de Santiago a Fisterra y Muxía por Corcubión

En A Costa da Morte podría tener su origen el mito jacobeo, pues al ser estas tierras el lugar donde terminaba el mundo conocido tenían un fuerte atractivo para ser visitadas, motivo por el que se ha apuntado que en este viaje precristiano al fin del mundo conocido podría estar el origen remoto del propio Camino de Santiago, pues hasta nuestras costas llegó el Apóstol Santiago, de ahí que resulte lógico que la Ruta Jacobea se prolongue hasta Fisterra y Muxía.

Desde Santiago se distinguen cuatro etapas para realizar esta prolongación del Camino: Santiago – Negreira (pasando por O Alto do Vento, Mar de Ovellas y A Ponte Maceira); Negreira – Olveiroa (pasando por Zas, O Cornado, Santa Mariña y Lago); después de estas dos etapas se puede decidir ir primero a Muxía y después a Fisterra o ir primero a Fisterra y después a Muxía. En el caso de la primera opción, las dos etapas restantes serían: Olveiroa – Muxía (pasando por Hospital, Dumbría, Senande y San Martiño de Ozón); y Muxía – Fisterra (pasando por O Facho de Lourido, Lires, y Castrexe (Playa de Rostro)). De decidir ir primero a Fisterra y después a Muxía, habría que hacer la tercera etapa: Olveiroa – Fisterra (pasando por Hospital, Cee y Corcubión) y la cuarta etapa: Fisterra – Muxía (pasando por Castrexe, Lires y O Facho de Lourido).

Por lo tanto, el paso del Camino de Santiago a Fisterra y Muxía por Corcubión estaría dentro de la etapa Olveiroa – Fisterra. En este caso, en el lugar de Hospital (Dumbría), el Camino e divide en dos: uno a Muxía y otro a Fisterra. Si se escoge ir en dirección Fisterra se llega hasta Corcubión, pueblo al que se entra desde Cee y desde donde restarían 14 km para llegar hasta el faro de Fisterra.

Una vez que se sale de Cee y se entra en Corcubión, nos encontramos, a mano derecha, con el inicio de una cuesta empinada con un panel informativo sobre el recorrido del Camino de Santiago hacia Fisterra a su paso por Corcubión. Observamos dos alternativas:

a) El itinerario tradicional, subiendo por esa cuesta empinada (Rúa Cruceiro de Valdomar), continuando por la Rúa Alameda (siguiendo siempre por nuestra izquierda), bajando por la Rúa Rafael Juan, seguida de la Rúa Antonio Porrúa, hasta llegar a la Praza de Castelao.

b) Continuar por la carretera principal, bordeando el mar, hasta llegar a la Plaza de Castelao, la cual encontraremos a nuestra derecha, fácil de identificar por la existencia en la misma de varias palmeras.

Una vez que se llega a la Plaza de Castelao, el Camino continúa hacia la izquierda, subiendo por la Rúa San Marcos hasta llegar a la iglesia, situada en la Plaza Párroco Francisco Sánchez. Una vez aquí continuamos hacia la derecha, por la Rúa das Mercedes, hasta llegar al parque infantil, situado en O Campo do Rollo.

En este punto, las indicaciones del Camino nos llevan a cruzar la plaza donde se sitúa el parque y, siguiendo las conchas amarillas, debemos empezar a adentrarnos en el monte por la Rúa Fontiñas. Al final de esta subida empedrada llegamos a una pista de tierra en la que debemos girar a la izquierda y subir otro pequeño tramo. Al final de esta subida continuamos caminando hacia la izquierda por el Camino Z hasta llegar al lugar de O Vilar, en donde encontraremos un lavadero y una fuente a nuestra izquierda.

Dejando ese lavadero a la izquierda, continuamos por la derecha (si se baja por la izquierda volveríamos de nuevo al pueblo), siguiendo el asfalto hasta llegar a la carretera principal (la AC-445). Cruzamos esta carretera con precaución y nos encontraremos, a la izquierda, la zona recreativa de San Roque, donde se localiza también el Albergue Municipal de Peregrinos, gestionado por la Asociación Gallega de Amigos del Camino de Santiago (AGAC’S). Desde este albergue se ve la señalización del Camino para continuar hacia Fisterra, que en estos últimos kilómetros se hace por carretera en muchos tramos.

Una vez que se llega al centro de Fisterra hay que continuar en dirección al faro. Desde allí se puede proseguir con el Camino de Fisterra a Muxía.

Para obtener la Fisterrana (documento que acredita que se llegó a pie desde Santiago hasta Fisterra, hay que dirigirse a la Oficina de Turismo y de Atención al Peregrino, situada en la Plaza de la Constitución de Fisterra.

Antiguo Hospital de Peregrinos de Corcubión.

Prueba de la existencia del Camino desde Santiago hasta Fisterra y Muxía fue el hecho de construir hospitales para atender a los viajeros en este recorrido, lo cual posibilitó su continuidad y demuestra, asimismo, el atractivo que tenía. Existen muchas referencias hechas a este Camino por parte de peregrinos en siglos pasados, como fue el caso de Jorge Grissaphan (caballero magiar del siglo XIV que llegó hasta Fisterra), el peregrino alemán Sebastian Ilsung, que a mediados del siglo XV llegó a Muxía, al igual que lo hizo el bohemio Leo de Rozmithal (1466), el dominico alemán Felix Faber (1480) y el polaco Nikolaus von Popplau (finales del siglo XV). Ya en el siglo XVI, el veneciano Bartolomeo Fontana llegó a Fisterra y, en el XVII, el clérigo boloñés Domenico Laffi también finalizó su viaje en Fisterra.

Por todo esto es lógico que se construyesen hospitales de peregrinos en los lugares por donde pasaba este Camino. En el caso de Corcubión, el hospital de peregrinos se situaba en la actual vivienda con el número 16 de la Avenida da Mariña, que es, además, de las viviendas más antiguas que se conservan en Corcubión. Está documentado que en 1431 los señores de la Jurisdicción de Corcubion, don Rodrigo de Moscoso y doña Juana de Castro, fundaron un hospital donde hoy se sitúa esta vivienda para acoger a los peregrinos que pasaban por Corcubión para visitar al Santísimo Cristo de Fisterra y a Nosa Señora da Barca. Los Condes le asignaran unas rentas que en aquella época eran suficientes para su mantenimiento.

Ya en los primeros años del siglo XVIII afirmaba don José Isla de la Torre en su Compendio del Estado de Altamira que las rentas de este hospital estaban muy deterioradas, tanto que el gremio de mareantes destinó la quinta de la sardina en varias ocasiones para el sustento de este hospital (la quinta de la sardina era la donación que hacían lo marineros del importe que ganaban por la pesca de la sardina los días del Espíritu Santo, San Pedro y Todos los Santos).

Posteriormente, ya en 1809, durante la guerra contra los franceses los bajos de este edificio se utilizaron como almacén de polvorín. En el ataque que sufrió Corcubión por parte de las tropas napoleónicas el 13 de abril de 1809, día en el que arrasaron y destruyeron el pueblo por completo, esta casa tampoco se salvó de ser incendiada. Lo increíble es que viendo la casa en llamas, algunos marineros del pueblo no dudaron en entrar para intentar evitar que saltase todo por los aires, sacando las vigas de madera ardiendo por las ventanas y consiguiendo, finalmente, evitar que toda la munición que estaba guardada allí dentro explotase y causase una desgracia mayor que la propia situación que ya se estaba viviendo en aquel momento.

Lo más curioso es que los muros originales de esa casa fueron encalados para su mantenimiento y, afortunadamente, llegaron hasta nuestros días.